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ONCE
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La ONCE y el Tercer Sector

La actual situación social del país, e igualmente la globalización social que afecta a todas las sociedades del mundo, exige que, además de los tradicionales poderes públicos, la sociedad civil organizada tenga cada día un modelo de acción más concreto y con mayor peso, capaz de lograr representar precisamente a aquellos ámbitos de la ciudadanía que más difícil  tienen reivindicar sus derechos.

La sociedad española y el movimiento del asociacionismo ha tomado mucha importancia en los últimos años, constituyéndose en un elemento esencial de la sociedad, sobre todo para evitar que situaciones de crisis o conflicto, de cualquier ámbito, provoque un retrocesos en las grandes conquistas del estado del bienestar de los países occidentales tal y como se conocían hasta la fecha.

En este punto, la ONCE y su Fundación, acompañada por sus empresas sociales ILUNION, se consolidan como un ejemplo rotundo de sociedad civil que, con origen en 1938, han sabido siempre esforzarse por compartir su realidad con el resto de la ciudadanía en los malos y buenos momentos. Ese movimiento asociativo de personas ciegas, que dio origen a la ONCE pronto se abrió a otras discapacidades (en 1950 había ya muchas personas con discapacidad distinta de la ceguera vendiendo el cupón), y culminó en 1988 con la creación de la Fundación ONCE. Igualmente, en esa línea de ampliar la fortaleza del tejido social y asociativo, la ONCE participó y participa activamente en el Cermi, gran plataforma de unión y representación de la discapacidad.

Por tanto, esa evolución de sumar fuerzas, de unir compañeros de viaje en torno a la idea de solidaridad y de hacer sociedades más justas, que son aquellas que normalizan la vida de los eslabones más débiles de la cadena, la ONCE ha impulsado y se ha sentido siempre dispuesta a colaborar con iniciativas capaces de acabar con los riesgos de exclusión que acechan a la ciudadanía y que requieren de una sociedad civil solidaria que esté bien articulada.

Sobre esta base, la idea de una nueva organización-paraguas, de articulación representativa, organizativa y operativa de la sociedad civil solidaria que asegure su unidad de acción- sin menoscabo de la identidad y autonomía propia de cada plataforma u organización-, su capacidad de interlocución con los demás poderes y la mejora de su cohesión y sinergias internas, es sin duda un gran acierto al que la ONCE quiere y puede sumar su “know-how”, su conocimiento y desarrollo, y también su ilusión, sumada en más de 77 años al lado de las personas.

Se trata por tanto de, entre todos, configurar otra potente palanca que luche por garantizar el bienestar de los ciudadanos y colectivos con algún tipo de desventaja que afecte a su dignidad y calidad de vida. Y ahí, las personas ciegas y con otra discapacidad, a las que la ONCE viene representando muchos años, no podía quedarse atrás, sino todo lo contrario. Dar un paso más hacia la unificación y fuerza de un sector, el tercer sector, muy plural, heterogéneo, en continuo crecimiento y transformación.

Llevamos 77 años demostrando nuestra capacidad de adaptación a las realidades: nacimos en medio de una guerra civil; atravesamos la postguerra tratando de mejorar la vida de las personas con discapacidad en ese momento, cuando nadie se acordaba de ello; nos sumamos con entusiasmo a un modelo de gestión democrática y responsable que nos ha permitido llegar a nuestros días y seguir ofreciendo solidaridad, que es la base de nuestra idea de acción común, en la que coincidiremos, a buen seguro con todos: perseguimos la promoción y el bienestar de las personas desde la defensa de sus derechos, fomentando la participación, el compromiso comunitario y la promoción de la solidaridad.

Queremos, por ello, colaborar en un proyecto común como sector; articular ese movimiento de un modo integral, basado en unas organizaciones y entidades que cuentan ya también con madurez y solidez suficientes; para ser capaces de afrontar las duras realidades de cada día; para seguir desarrollando con la máxima capacitación y calidad nuestra función social.

Es lo que hemos hecho durante toda nuestra existencia basada en varios aspectos coincidentes con todas las organizaciones:

  •  La defensa de los derechos de las personas más vulnerables y la promoción de las personas en situación de exclusión.
  • La promoción de la ciudadanía activa y el desarrollo del compromiso cívico con la justicia y la solidaridad.
  • La defensa de una sociedad más igualitaria y de un modelo social en el que el crecimiento económico está al servicio del desarrollo de las personas.
  • La promoción de la participación social activa de las personas vulnerables y de las entidades a través de las que canalizan sus aspiraciones y reivindicaciones.
  • El compromiso de las entidades en la gobernanza y en consecuencia en la gestión de los bienes públicos.

No debemos, además, renegar de nuestra capacidad conjunta para convertirnos en un creador de opinión social; de influir en decisiones y políticas clave, que nos afectan a todos; de impulsar sistemas de financiación más sostenibles; de abrirnos a todos los territorios y a una sociedad mundial globalizada; de logra visibilidad y cohesión como sector.

Como entidad singular, al igual de Cáritas y Cruz Roja, consideramos oportuno y necesario sumar nuestros esfuerzos al resto de la representación de la sociedad civil más cercana a nosotros y ponernos a trabajar juntos por una sociedad más justa.

Aitana Martínez Ballesteros